La Asamblea General de la OEA, reunida en Honduras del 1 al 3 de junio, después de 47 años acordó por consenso anular la resolución que excluía a Cuba de este organismo internacional. Lo más novedoso del asunto, es que a pesar de las presiones de Estados Unidos, esta nueva resolución no impone condiciones a Cuba, sin embargo, establece "mecanismos" para el lejano caso que La Habana busque retornar a la OEA.
Con este acontecimiento podemos señalar dos cosas, la primera que indirectamente Cuba está siendo inevitablemente punto de agenda en las discusiones internacionales, esto muestra y demuestra los grandes cambios socio-políticos que experimenta el continente Americano; y la segunda, que la hegemonía Estadounidense está adoptando cambios de estrategia con "democracias" reparatorias y reivindicativas en forma pero no en contenido.
La derogación de aquella resolución impuesta por la administración Kennedy en la que suspendía a Cuba de la OEA, descubre y pone a la palestra pública la gran equivocación de la Casa Blanca. Y si en algo repara la nueva resolución es en el aspecto moral de Estados Unidos y aquellos países que buscaron -al no poder derrotar militarmente la revolución cubana- levantar un muro inútil de exclusión.
Esta derrota moral y política que sufre la hegemonía estadounidense no significa que Estados Unidos renunciará o depondrá las armas que ha usado en contra de los que considera "enemigos", pensar esto sería un error histórico. Por su parte, Cuba, al igual que muchas naciones del continente, nada tienen que hacer en la OEA, recordemos la infuncionalidad de este organismo expresado en su silencio ante golpes de estado, invasiones, asesinatos políticos, magnicidios, campañas de desestabilización, entre otras cosas.
Aún con el increíble avance de la conciencia política y social de los pueblos de la región, "lo viejo se resiste a morir y lo nuevo no consigue nacer", por ello se vuelve necesario -si lo que en verdad se buscan son cambios- fortalecer y animar la integración de los países del continente, como UNASUR o el ALBA.
Y así como lo dijo el actual secretario general de la OEA, Miguél Insulza, "la OEA sufre de un Anacronismo" pero no solo en algunas de sus resoluciones, sino que también frente a los cambios que exigen los tiempos actuales. LA OEA en el pasado no hizo falta para resolver problemas y por lo tanto no hace más falta (FIN/2009).
Con este acontecimiento podemos señalar dos cosas, la primera que indirectamente Cuba está siendo inevitablemente punto de agenda en las discusiones internacionales, esto muestra y demuestra los grandes cambios socio-políticos que experimenta el continente Americano; y la segunda, que la hegemonía Estadounidense está adoptando cambios de estrategia con "democracias" reparatorias y reivindicativas en forma pero no en contenido.
La derogación de aquella resolución impuesta por la administración Kennedy en la que suspendía a Cuba de la OEA, descubre y pone a la palestra pública la gran equivocación de la Casa Blanca. Y si en algo repara la nueva resolución es en el aspecto moral de Estados Unidos y aquellos países que buscaron -al no poder derrotar militarmente la revolución cubana- levantar un muro inútil de exclusión.
Esta derrota moral y política que sufre la hegemonía estadounidense no significa que Estados Unidos renunciará o depondrá las armas que ha usado en contra de los que considera "enemigos", pensar esto sería un error histórico. Por su parte, Cuba, al igual que muchas naciones del continente, nada tienen que hacer en la OEA, recordemos la infuncionalidad de este organismo expresado en su silencio ante golpes de estado, invasiones, asesinatos políticos, magnicidios, campañas de desestabilización, entre otras cosas.
Aún con el increíble avance de la conciencia política y social de los pueblos de la región, "lo viejo se resiste a morir y lo nuevo no consigue nacer", por ello se vuelve necesario -si lo que en verdad se buscan son cambios- fortalecer y animar la integración de los países del continente, como UNASUR o el ALBA.
Y así como lo dijo el actual secretario general de la OEA, Miguél Insulza, "la OEA sufre de un Anacronismo" pero no solo en algunas de sus resoluciones, sino que también frente a los cambios que exigen los tiempos actuales. LA OEA en el pasado no hizo falta para resolver problemas y por lo tanto no hace más falta (FIN/2009).
Geovani Montalvo.
ver: www.infomundial.ning.com
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